Herramientas y objetos de fibra de vídrio (02,05,1998)
por José Manuel Goig Campoy
El amor no existe ahí fuera
Cada uno se aguanta con lo que encuentra
E intenta esquivar las tormentas
Que van y vienen como las mareas,
Tratando de soportar las consecuencias
Por eso en las ciudades millonarias de gente
Los que abundan son los seres solitarios
Ya hartos de sus tropiezos y desengaños
Ya hartos de su maldita y odiada suerte
Que los convirtió en espectros toscos y huraños
En sombras con lágrimas negras de muerte
Y esos altos edificios que levantaron
Para ser rellenados como caramelos
Se ríen de sus ocupantes amargados
Que caminan con cara de zombis sin cerebro,
Sus pies son movidos por la esencia del dinero
Que los clasifica: tú segundo y yo primero
Luego en la noche sin estrellas
A la luz de la plata contaminada
Casi todos se giran y se desesperan
Sin poder dormir en sus camas minadas
Toman pastillas y se les revuelve la cena
En la mañana sus ojos tienen revestimientos grises
Del color del asfalto que les acompaña
Junto a los cláxones, humos de ruídos increíbles
Síntomas que les revientan las entrañas,
Hace ya mucho que explotaron todos sus fusibles
Ya nadie se pregunta ni se extraña
Y en las tardes se encienden los árboles de luces
Metálicos como el sabor a sangre
Por sus venas recorre el dictamen de los cruces
Eléctricos que iluminan el hambre
Que los hace desconocidos viajantes del buque,
Ciudad con destino a ninguna parte.