Si eres arquitecto sólo sabes construir casas

Titulitis: una de las más graves enfermedades que acechan a nuestra sociedad. Parece ser que tener un enorme currículum lleno de materias incomprensibles para cualquier persona normal es imprescindible para triunfar en la vida. Pero no hay nada más alejado de la realidad.

Un deplorable sistema educativo y una masificación que hace casi imposible una enseñanza de calidad conducen a una devaluación de los conocimientos de cada titulado. Además, si unimos una búsqueda de los títulos que reporten más beneficios dinerarios convierten a los titulados en meros mercenarios profesionales sin un ápice de convencimiento de la profesión que luego ejercen.

Y así, llegamos a la política, llena de titulados que sólo vieron su profesión de lejos y que utilizaron los contactos obtenidos en sus estudios para abrirse paso en el camino de llas listas electorales. Y luego, ¿qué sabe de verdad un abogado, un médico, un ingeniero o un arquitecto de la cosa pública? Lo mismo que un camionero, un panadero o un quiosquero.

Es por eso que encontrarte con que un candidato tiene más títulos que otro no es ningún seguro de una mejor eficacia administrativa. Es una pura falacia. Además,  si un político tiene que representar y respetar la voluntad popular, de poco valen mil títulos de MBA.

Así pues, en el momento de votar es más importante la honradez, la transparencia. y el deseo de respetar la democracia que un currículum glorioso en el papel. Un pasado elegante no indica un futuro brillante como representante de la voluntad popular. Es más, la experiencia en estos últimos 35 años demuestra todo lo contrario.